La Fe y las Acciones - Primera Parte



La Fe y las Acciones
Primera Parte

Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.
- Santiago 2:17

Moffat
La fe sin acciones correspondientes es estéril.

Biblia en Lenguaje Sencillo
Lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos sirve decir que somos fieles a Dios si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta.

Castilian
Esa fe que no produce obras buenas no tiene ningún valor. Es una fe inútil, que está totalmente muerta.

Versión Amplificada
Así también la fe, si no tiene obras (hechos y acciones de obediencia que la respalden), se destituye a si misma de poder (es inoperativa y está muerta).

Hoy vamos a tocar un punto que mucha gente cuando empieza a escuchar acerca de la gracia queda un poco confundida; la fe y las acciones.

Algunas personas piensan que como Dios ya nos dio todo por gracia ya no tienen que hacer nada. Bueno eso es una verdad a medias. Es cierto que Dios todo nos lo dio por gracia, de eso no hay dudas. Pero, ¿tenemos que hacer algo más?

La fe como dijimos antes es un título de propiedad, de que aquello que nos dio la gracia ya es nuestro. Pero el título de nada nos vale si solo lo tenemos en nuestras manos.

Cuando te compras un carro te dan un título de propiedad que ya es tuyo. ¿De que te sirve tener el título si lo dejas de por vida en el concesionario? De nada. Debes subirte al carro, encenderlo y empezar a manejarlo.

Lo mismo es con la fe, si no tiene acciones correspondientes es una fe estéril.

La fe no es una obra para recibir algo de Dios, la fe obra porque ya es tuyo. La fe no gana nada, solo toma posesión y usa lo que Dios ya le dio por gracia.

En Romanos 10:17 vemos que la fe viene por oír la Palabra de Dios; entonces la fe actúa o hace lo que dice la Palabra de Dios.

Si vemos cada milagro que hubo a lo largo de la Biblia, veremos que hubo una acción de fe involucrada.

Esto lo he visto de manera práctica cuando he ministrado campañas de sanidad divina, cuando toma acciones correspondientes basadas en la Palabra que escucha recibe su milagro.

Una hermana llegó con muletas a una campaña que hice en la ciudad de Los Andes; después de terminar de compartir la Palabra le pedí que tome acciones correspondientes con su fe y empezase a caminar sin las muletas, ella las dejó y empezó a caminar sin ningún problema.

Las acciones que acompañaron a su fe fueron lo que trajo el milagro que ella necesitaba.


La Sanidad del Cojo de Listra

Hechos 14:7-10
7 y allí predicaban el evangelio.
8 Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado.
9 Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado,
10 dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.

En este milagro podemos ver la conexión que hay entre la Palabra de Dios y las acciones a la hora de recibir un milagro.

Mientras Pablo y Bernabé estaban predicando la Palabra, este hombre de Listra estaba escuchando, y la fe se empezó a levantar en él. Pablo se dio cuenta de esto y le dijo que tome una acción, el cojo hizo una acción de fe y recibió su milagro.

Si el hombre no hubiera actuado sobre la Palabra de Dios nunca hubiera caminado.
      

Las Bodas de Caná

Si vamos a los evangelios veremos que Jesús siempre motivo a la gente a actuar para recibir su milagro.

Juan 2:1-11
1 Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús.
2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos.
3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino.
4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.
5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.
6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros.
7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.
8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron.
9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo,
10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.
11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.

   Este milagro es muy interesante. Aquí Jesús convirtió el agua en vino.

En esa fiesta habían seis tinajas de piedra para agua, cuya capacidad era alrededor de 100 litros por tinaja, así que estamos hablando de unos 600 litros 
      
Jesús les dijo a los sirvientes que llenasen las tinajas de agua, ellos necesitaban vino, pero Jesús les pidió agua.
      
Los sirvientes fueron obedientes y llenaron las tinajas de agua hasta el tope. Fueron donde Jesús y aquí vino lo difícil, les dijo que fueran donde su jefe con el agua.
      
Meditemos un momento en esto; fue fácil llevar el agua a Jesús, no tenían nada que perder, pero el ir donde su jefe con el agua; eso era otro asunto, les podía costar el empleo o algo más.
      
Sin embargo, mientras ellos llevaban las tinajas de agua, algo sucedió, el agua se convirtió en vino; y en un vino de la más alta calidad.
      
La acción de fe produjo el milagro.

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